Con un tono narrativo desprendido de cualquier complejidad y utilizando de manera recurrente los sueños, “la reina del punk”, nos ofrece una aproximación muy poética a una etapa de su vida donde las pérdidas y las ausencias se hacen cada vez más frecuentes.

Por Martín Parra Olave

Publicado el 15.12.2020

Patti Smith (1946) es una de las artistas más influyentes de la música rock mundial, y su apuesta muy ligada al feminismo y al punk, ha trasngredido las barreras musicales para instalarla como un claro referente intelectual.

Sin ir más lejos, su anterior trabajo literario, Éramos unos niños —y donde relata la historia de su relación con el fotógrafo Mapplethorpe— fue galardonado con el National Book Award en 2010.

En contraste, El año del Mono (Lumen, 2020) es un volumen autobiográfico que se centra en 2016, temporada donde algunos de sus más cercanos amigos se encontraban en los momentos finales de la vida.

La narración parte con la imagen del arribo de ella al Motel de los Sueños, un nombre muy sugerente para el relato, pues siempre que uno ejecuta el ejercicio de recordar, muchas de las imágenes que vuelven parecen sueños:

“Al principio estaba segura de no haber soñado nada en el Dream Motel, pero cuanto más lo pensaba, más me convencía de que sí lo había soñado. O, mejor dicho, me había deslizado por el filo de un sueño”.

La memoria es un pozo en el cual uno se sumerge sin saber exactamente con que se puede encontrar: acontecimientos felices y tristes son condensados en unas cuantas páginas que pretenden traer de vuelta aquello que nos importó.

En este sentido, Smith nos moviliza por distintos lugares del país del norte: Manhattan, San Francisco, Venice Beack, y Tucson entre otros, incorporando fotografías que van abriendo cada uno de los capítulos.

Ambas situaciones, imágenes y lugares, se unen en el relato para dar significado y consistencia a espacios que para la artista han sido relevantes:

“Viajé con una sencillez casi religiosa hasta un lugar del que nunca había oído hablar, una ciudad próxima a Santa Ana, en la parte oeste, donde Sam había ido a pasar el invierno. Una ciudad en la que, según me dijo, jamás paraba de llover”.

¿Qué ciudad es esta dónde jamás para de llover?, ¿qué significa vivir en un lugar siempre mojado por las lágrimas del cielo?

Cumplir 70 años es un momento crucial en la vida de cualquier ser humano, y la proximidad de la muerte despierta emociones y temores que antes parecían lejanos.

En pasajes el relato asume un tono lírico y conmovedor, pues su aproximación a ciertos momentos relevantes y tristes de su vida, requieren la utilización de un lenguaje adecuado, que permita al lector adentrarse en los sentimientos que ella intenta expresar:

“Primero murió Mohamed Alí, luego Sandy y Castro y la princesa Leia y su madre. Ocurrieron cosas durísimas, que engendraron otras aún más terribles, y luego fue el futuro el que llegó y se marchó, y aquí estamos, viendo todavía la misma película humana, una larga cadena de privaciones que se ofrecen en tiempo real en unas gigantescas pantallas perpetuas. Las injusticias sobrecogedoras constituyen la nueva experiencia vital. El año del Mono. La muerte del último rinoceronte blanco. La desolación de Puerto Rico. La masacre de escolares. Las denigrantes palabras y acciones contra nuestros inmigrantes».

Con un tono narrativo desprendido de cualquier complejidad y utilizando de manera recurrente los sueños, Patti Smtih “la reina del punk”, nos ofrece en su tercer libro de memorias, una aproximación muy poética a una etapa de su vida donde las pérdidas y ausencias se hacen cada vez más frecuentes.

La muerte inevitablemente llegará para apagar la vida, sin embargo, a través del legado musical y literario podremos disfrutar un poco más de la siempre controvertida, pero intensa obra de la artista norteamericana.

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Martín Parra Olave es licenciado en gobierno y gestión pública de la Universidad de Chile y magíster en letras de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

«El año del Mono», de Patti Smith (Lumen, 2020)

Martín Parra Olave

Imagen destacada: Patti Smith.