[Crítica] «Ammonite»: Kate Winslet en una de sus mejores interpretaciones

Dirigida por el también actor Francis Lee, esta obra audiovisual de época (la cual se encuentra ambientada en la década de 1840, en el suroeste de Inglaterra), exhibe los bemoles de un «amor imposible» entre dos mujeres separadas por distancias sociales y culturales casi insalvables.

Por Enrique Morales Lastra

Publicado el 24.2.2021

El filme del realizador inglés Francis Lee aborda bajo una versión libre la biografía afectiva de la paleontóloga británica del siglo XIX, Mary Anning (1799 – 1847), como una forma de homenajear a una destacada mujer dedicada al cultivo de las ciencias y víctima del clasismo, la intolerancia religiosa y el sexismo de su tiempo.

Protagonizada por la actriz inglesa Kate Winslet (Anning), la cinta se encuentra escenificada en la ciudad costera de Lyme Regis (colindante al Canal de la Mancha), donde su personaje se dedica a recolectar fósiles marinos extintos desde la prehistoria.

La soledad de la mujer (que se debería tanto a su pobreza, lo exótico de su oficio, así como a sus orientaciones erótico y amorosas), es abordada por una excelente interpretación de Winslet (el mejor factor artístico del largometraje, sin duda) en un rol que recuerda a su Hanna Schmitz de The Reader (2008), un papel por el cual la profesional obtuvo el Oscar a la mejor actriz en 2009.

En efecto, bajo la hosquedad y un carácter curtido por la dureza de la vida, se esconde en esta Anning, y tal como en el personaje anteriormente citado, a una mujer apasionada y sensible, y la cual se encuentra, debido a las circunstancias íntimas y contextuales de su existencia, impedida de dar rienda suelta a sus deseos y anhelos emocionales más honestos.

Winslet es acompañada en este elenco por la intervención de la actriz estadounidense Saoirse Ronan, la que sin equiparar al talento interpretativo de la primera, es una efectiva y plausible interlocutora en este drama romántico de género, y el cual busca retratar la pasión física y psicológica que surge entre Mary Anning y Charlotte Murchison (Ronan).

La cámara de Lee es preciosista y destacan los detalles de la ambientación de época y un especial sentido de la lumonisidad de los encuadres y su composición en ese suroeste inglés, que cita a los grandes maestros del paisajismo y el romanticismo británico del siglo XIX: a Canaletto y a Turner.

La fotografía de Ammonite —a cargo de Stéphane Fontaine— registra, de hecho, una nominación al galardón en específico que entrega por este ítem, el prestigioso London Critics Circle Film Awards, versión 2021.

Así, y en ese montaje que persigue la intimidad de dos mujeres que se desean, los mayores logros se registran gracias a la cámara en mano que junto a ellas ingresa al mar y desata los nudos de una afectividad prohibida en otra exterioridad que no sea en la inmensidad anónima del océano.

La banda sonora (a cargo de partituras y arreglos de los compositores Volker Bertelmann, Dustin O’Halloran y Peter Gregson) es otro elemento de gran importancia para el desarrollo dramático del metraje: no en vano, Anning asume su atracción sexual por la Sra. Murchison (quien se encuentra ya «casada»), luego de una lluviosa velada musical.

El problema de este largometraje deviene de su escaso espesor argumental, lo cual le diferencia de recientes obras que enfrentan un tópico parecido, como por ejemplo, de la notable Retrato de una mujer en llamas (2019), de la realizadora francesa Céline Sciamma.

Porque si en este último crédito, la atracción y el amor lésbico surgen como una coincidencia de afinidades y de temporalidades destinadas obligadamente a acercarse, al decir del bello poema del venezolano Eugenio Montejo, en el filme del inglés Lee son las deserciones masculinas las que abonan la necesidad del cariño y de las caricias, entre las dos huérfanas protagonistas.

Es decir, serían las conductas machistas y la indiferencia proveniente de los roles varoniles del elenco, los que posibilitarían el encuentro de dos soledades que de otra manera, jamás habrían podido fusionarse.

Si algo obstaculiza a que Ammonite (2020), pese a sus grandes actrices y cuidados encuadres fotográficos (donde prevalecen los primeros planos y generales), se transforme en algo más que un filme «correcto» se debe a la debilidad dramática de su guión, concebido, de acuerdo a la ficha técnica oficial, por el mismo Francis Lee.

Un síntoma de este defecto artístico y audiovisual, y a la postre un déficit en la formulación dramática y de creación diegética de esta producción simbólica, se aprecia en los minutos concluyentes de la cinta: como si el apresuramiento y la gratuidad, empujaran los acontecimientos cruciales que vive esta recordable pareja de amantes, y las cuales se merecían, sin duda, un mejor libreto o texto matriz que condujera al lente de su voluntarioso realizador.

 

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Tráiler:

 

 

Imagen destacada: Ammonite (2020).