[Crítica] «Clases de ética»: La cárcel es solo para los pobres

El montaje dirigido por Carolina Arredondo y el cual se presenta hasta el próximo 30 de julio, en el Teatro Mori de Bellavista es una comedia sarcástica, con diálogos hilarantes y variados, de buen ritmo, donde nunca decae el relato dramático y en la cual no hay espacio para el aburrimiento.

Por Miguel Alvarado Natalí

Publicado el 14.7.2022

Escrita por el dramaturgo Ronald Heim (40) y dirigida por Carolina Arredondo, Clases de ética se está presentando en el Teatro Mori de Bellavista hasta el próximo sábado 30 de julio.

Ya el título nos trae a la mente un viernes de abril de 2019 cuando los empresarios Carlos Eugenio Lavín y Carlos Alberto Délano llegaban a la Universidad Adolfo Ibáñez a cumplir una condena por delitos tributarios en el llamado caso Penta y cuyo castigo no era cárcel sino recibir clases de ética.

Si bien la obra no los menciona directamente, cuesta no asociar este caso mediático y sus protagonistas reales con los personajes que interpretan Claudio Arredondo y Jaime Omeñaca, quienes llegan a su último día de clases y tienen que realizar una exposición de lo aprendido y así poder aprobar el curso impuesto por los tribunales de justicia.

Ambos reos ya han cumplido su horas totales de clases y se presentan muy optimistas y ya creyéndose ganadores en su examen final, pero les cambian el maestro por una profesora intachable y seria, que lo único que necesita es saber si estos empresarios aprendieron lo que es la ética y de pasada si están compungidos por su actuar.

 

Una absurda e irrisoria sentencia

Así, uno de los hombres de negocios sancionado se disfraza y hace una presentación casi épica, con un discurso del bien y la moral. En cambio el otro empresario más prepotente y no muy preparado solo se digna a decir que está muy arrepentido.

La profesora no les cree y no van a aprobar el curso de ética. Aquí comienza a correr la maquinaria del poder y uno de los empresarios es advertido por celular que la profesora tenía un pecadillo, había faltado a la verdad en un juicio que involucraba a su hija. Comienza una tensa discusión entre los millonarios y la docente que es resuelta por la gendarme.

Estupenda actuación de Arredondo y Omeñaca, en el papel de los empresarios y amigos de toda la vida, son rápidos, graciosos y con esa seguridad en sí mismos que caracteriza a este tipo de gente. Mientras Roxana Naranjo está muy bien interpretando a la profesora de ética, es creíble y seria.

La actriz Javiera Mendoza en el papel de la gendarme, va de menos a más y termina con una actuación brillante. Aquí todo el elenco aprovecha al máximo el espacio escénico, incluso las primeras butacas son parte de la escenografía, al simular una sala de clases y se logra esa atmósfera necesaria que es más que un pizarrón y un escritorio.

Clases de ética es una comedia sarcástica, con diálogos hilarantes y variados, de buen ritmo, donde nunca decae la fuerza dramática del relato y en la cual no hay espacio para el aburrimiento.

Es una puesta en escena vigente de un Chile que gracias en parte a estos personajes —sacados de la vida real— llegó a un «estallido social», a solo mases de estas clases de ética. Una sociedad donde los empresarios corruptos son condenados a clases de ética, pero quién enseña esas clases ha faltado a la ética y lo que es peor quién vigila a los reos también está corrompido.

La obra es una propuesta que nos hace reflexionar en el fracaso rotundo de nuestra justicia, cuando un reo muere calcinado en una cárcel por vender películas piratas, otros cumplen una absurda e irrisoria sentencia en un campus universitario.

Se trata de una puesta en escena que bordea esa fragilidad del hombre entre el bien y el mal. De la virtud y la buena conducta. De la desigualdad ante la ley cuando una de las partes es millonaria y ahí el lienzo que portaban los estudiantes hace sentido: «Cárcel para los pobres, clases de ética para los poderosos».

 

Ficha técnica:

Dramaturgia: Ronald Heim.

Dirección: Carolina Arredondo.

Asistencia de dirección: Consuelo Carreño.

Diseño integral: Daniela Fresard.

Músico: Joaquín Montecinos.

Producción: Alessandra Massardo.

Elenco: Claudio Arredondo, Roxana Naranjo, Jaime Omeñaca y Javiera Mendoza.

 

 

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Miguel Alvarado Natalí (Santiago, 1968) es periodista de profesión y escritor por oficio y vocación. Ha publicado los poemarios Estaciones (1997) y Barrio Yungay (2012), y la novela Calle Dieciocho (2001).

 

Miguel Alvarado Natalí

 

 

Imagen destacada: Teatro Mori Bellavista.