Para ordenar al latifundio: El regreso de Carlos Larraín

El ex presidente de Renovación Nacional, cuya astucia de añejado propietario agrícola nadie pone en duda, justo aparece en el momento oportuno. Jamás lo hace donde no ha sido invitado, y tiene hidalguía, esa cualidad que sólo se tiene por herencia.

Por Walter Garib Chomalí

Publicado el 13.7.2020

Y don Carlos Larraín Peña, sin fruncirse, agregó a su comentario sexista: “a todos, en una operación muy onerosa en la Clínica Mayo”. Feliz de quienes pueden concurrir a esa clínica de Estados Unidos. En cambio los patipelados, el medio pelo y los borregos, deben ir a los hospitales, y si tienen suerte, los van a empezar a atender en enero de 2021. Ánimo. ¿Y de donde surgieron estas declaraciones desopilantes y misteriosas, que nos hacen recordar a los payasos de circo pobre, mientras la pandemia nos tiene confinados en nuestros hogares?

Todo a causa de sus declaraciones de este jueves, donde agregó: “Se está preparando un plan político de mucha envergadura y la izquierda se está lamiendo los bigotes, porque se está preparando para el súper manotazo institucional”. Preocupante, pues mi viejo. ¿Acaso se refiere a los 250 mil millones de dólares que tendrían las AFP y destinan a las especulaciones bursátiles?

Cualquiera se pone a pensar, y no se trata de ser desconfiado, si de verdad existe ese dinero. La cantidad marea. Por algo la derecha, dueña de las AFP, teme que se les obligue a demostrar y explicar, dónde están esos fondos. ¿O se trata de papeles sin valor, que ni siquiera sirven para poner en los baños, ahora que el papel higiénico escasea? Yo pienso que existen, aunque se trate de la mitad o menos, sin embargo, se hallan atrapados y cautivos en la maraña de las especulaciones bursátiles, que se realizan desde Nueva York a Londres, pasando por Panamá, las Islas Vírgenes, donde no hay clínicas dedicadas a cambiar de sexo. Si, hoteles con oasis incluidos, donde hacen masajes para reducir la panza. Un intríngulis, mientras todos hablan a gritos, se insultan, se acusan de estar vendidos a Evópoli o Necrópolis, y nadie entiende nada.

Se lanza don Larraín en contra de sus sirvientes y no le importa las consecuencias. Dice que Piñera, olvidado de salir a comprar vino en garrafa, ha fallado y lo acusa de ceder a la destitución de Jaime Mañalich. Agrega que Piñera bien podría ser chico, tonto y feo, sin embargo, debe ser apoyado. Cualquiera entiende el mensaje. Aquí se trata de una descarnada radiografía, de quien es experto en análisis médicos sobre la sexualidad, aunque es abogado. Cuando le preguntan si Piñera fue débil en la defenestración de Jaime Mañalich, responde sin titubear: “Me parece que sí”.

Enseguida, las emprende en contra de otro de sus empleados, Mario Desbordes, presidente de Renovación Nacional, destacado miembro del medio pelo arribista y trepador, dentro de ese partido. Prosigue: “Si sigo los dichos de Mario Desbordes, voy a terminar mareado”, y lo acusa de no continuar la línea de la mayoría, pues Desbordes se desborda y se inclina por unirse a los patipelados, grupo al cual pertenece, no don Carlos. ¿Entendió Desbordes el mensaje subliminal de su patrón? Esta semana, anunció que se va “Con tareas para su casa”, es decir, redactar su renuncia.

Cualquiera deduce que don Carlos Larraín, desde la platea, aburrido con los guiños de Desbordes hacia las galerías, lo quiere exonerar por sus veleidades políticas. Es sabido que en RN desembarcó la clase media advenediza y que junto al medio pelo, se apoderó del partido. Desde siempre, el poder aturde y hoy se puede observar, cómo el Congreso Nacional es un barco a la deriva, donde la generalidad se marea. No es un misterio, que Desbordes sueñe con ser candidato a la presidencia. Si en Brasil hay un ex capitán en la presidencia, ¿por qué en Chile no se puede repetir el mismo caso?

Don Carlos Larraín, cuya astucia de añejado latifundista nadie pone en duda, justo aparece en el momento oportuno. Jamás lo hace donde no ha sido invitado. Tiene hidalguía, esa cualidad que se hereda. Viene a ordenar el piño de animales, que anda perdido por los potreros de la vida, sin que nadie los guíe. Tarea menuda se ha propuesto, siempre que la pandemia dure hasta septiembre.

 

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Walter Garib Chomalí (Requínoa, 1933) es un periodista y escritor chileno que entre otros galardones ha obtenido el Premio Municipal de Literatura de Santiago en 1989 por su novela De cómo fue el destierro de Lázaro Carvajal, y el premio de novela Nicómedes Guzmán en 1971.

 

Walter Garib Chomalí

 

 

Imagen destacada: Carlos Larraín Peña.