Esta novela de la escritora nacional Cynthia Rimsky —Premio Herralde 2024— relata y atestigua una historia de vínculos afectivos difíciles, llenos de complejidades y de trabas, pero los cuales lejos de estar destinados al fracaso, más bien abren la puerta hacia un posible encuentro de esos dos mundos que parecen tan distantes e improbables de aunar, como lo son el del arte y el de la gasfitería.
Por Martín Parra Olave
Publicado el 8.1.2025
La autora chilena Cynthia Rimsky (Santiago, 1962) es una de las dos ganadoras del prestigioso Premio Herralde de Novela 2024 que concede la colección Narrativas Hispánicas de la barcelonesa Editorial Anagrama.
Ha escrito más de diez libros entre los que destacan Poste restante (2001), Ramal (2011), y Yomurí (2023), que conforman una obra sólida y de alta calidad literaria, de una espesura poco común en las letras nacionales, y la que quizás hasta ahora no ha sido lo suficientemente valorada por el público en general y también por la crítica especializada en particular.
Uno de los temas que más se repiten en sus trabajos es el del viaje y la odisea que significan recorrer grandes distancias, cruzar fronteras y países para encontrar el origen de la familia y el de uno mismo.
Rimsky vive hace más de diez años en un pequeño poblado en la Provincia de la ciudad de Buenos Aires y se ha caracterizado, eso hasta el día de hoy, por estar alejada de las vitrinas y de los vanidosos y fútiles escenarios que entrega la industria literaria a sus destacados integrantes.
Su relación con la escritura siempre ha sido algo compleja, señala ella misma, de encuentro y desencuentro, transgrediendo géneros y buscando el espacio y tiempo para poder escribir, pues esta actividad requiere de paciencia, y de momentos y estados de concentración que si se pierden podrían demorar en volver.
«La escritura no es un tiempo recto, cronológico, progresivo. No es esa cosa de decir ‘bueno, escribo una novela y después escribo la otra; si con la primera me fue bien, con la segunda me va a ir mejor’. No lo veo así. Por lo menos para mí, y lo dice John Berger, la escritura no tiene veteranía. Todo el tiempo estás volviendo a empezar», reflexionó hace poco la autora en una entrevista.
Y en su último trabajo Clara y confusa (Anagrama, 2024) se puede observar que hay un nuevo comenzar o por lo menos un intento de hacer algo distinto, pues el tono que ella utiliza para relatar esta historia se aparta, pero quizás no tanto, del estilo que le conocíamos en libros anteriores.
Acá hay una apuesta estética por utilizar una prosa algo más transparente, donde las pinceladas de humor salpican las páginas de este texto que se lee como una especie de adicción literaria difícil de abandonar.
Mantenerme junto a ti
En Clara y confusa hay de todo: amor, corrupción, arte, política y por supuesto, se narra el comportamiento inexplicable del ser humano, que acepta situaciones incomprensibles y difíciles de explicar, lo cual lleva a las personas a soportar vidas que no desean padecer.
Todos los nudos dramáticos que acá se relatan ocurren en un pequeño pueblo, donde un plomero, que a la vez es el narrador de la novela, se enamora de una mujer llamada Clara, una artista conceptual que sufre permanentemente por la falta de reconocimiento de sus pares y la indiferencia de la crítica especializada.
Esta relación está condimentada con el trasfondo de la historia, esto es, con lo que ocurre en relación a la corrupción que afecta al gremio de plomeros, la que a su vez es, a menor escala, la misma que afecta a toda la Argentina en distintos ámbitos de su sociedad y que cada vez es más común en diferentes países latinoamericanos.
Hechos grotescos que además parecen contar con el beneplácito de algunos grupos de poder y de influencia política, los cuales creen con convicción que la situación de anomalía descrita no es tan perversa ni tampoco hace tanto daño al cuerpo social.
Todos estos acontecimientos son lo que dan vuelta en la cabeza del narrador, quien permanentemente se hace preguntas acerca de los acontecimientos que le toca vivir:
«Cuando los clientes creen que estoy pensando en cómo solucionar la filtración, cuando los plomeros creen que pienso en la corrupción del gremio y de mis amigos, en el partido de fútbol, imagino variantes que me permitan mantenerme junto a Clara a pesar de las restricciones».
En este sentido, la autora ha realizado una gran hazaña estética pues en vez de apostar por la tragedia, es decir, por una historia con un tono dramático, lo que hace es abordar los hechos, o presentarlos por lo menos, como una suerte de comedia, a lo menos en varias de sus escenas esto se lee así.
Sin embargo, la gracia de esta escritura es que no pierde ni un ápice la complejidad de lo que se relata. Es por esto que la historia se aprecia de forma entretenida, rápida y sin dificultad, dejando a su paso pequeños desafíos para él o la lectora: darle una vuelta en torno a los límites del amor, conjeturar acerca de qué es lo digno en el comportamiento humano o hasta dónde podemos ser cómplices de una gran mentira que oculta una tremenda red de corrupción.
En definitiva, Clara y confusa es una novela que viene a atestiguar una historia de amor difícil, llena de complejidades y de trabas, pero la cual lejos de estar destinada completamente al fracaso, más bien abre una puerta hacia un posible encuentro de esos dos mundos que parecen tan distantes e improbables de aunar, como lo son el circuito del arte y la informalidad de la plomería (gasfitería, en lenguaje coloquial «chileno»).
Con las elecciones del candidato de la «libertad» como trasfondo político, el relato también da cuenta de los egoísmos y de las miserias humanas que se esconden y disfrazan en un gremio que bajo la excusa y la falsa pretensión de ayudar a sus afiliados, termina por convertirse en la caja pagadora de unos pocos privilegiados.
El presente texto corresponde a una gran posibilidad a fin de que Cynthia Rimsky tenga muchos y nuevos lectores, lo cual sería el justo premio y reconocimiento para un trabajo creativo cuya envergadura narrativa es el de un verdadero diamante que vale la pena disfrutar en el campo artístico de sus posibilidades estéticas.
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Martín Parra Olave es licenciado en gobierno y gestión pública de la Universidad de Chile y magíster en letras de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Actualmente cursa el doctorado en literatura impartido por esa última casa de estudios.

«Clara y confusa», de Cynthia Rimsky (Editorial Anagrama, 2024)

Martín Parra Olave
Imagen destacada: Cynthia Rimsky (por Verónica Bellomo).