«El enigma de Kaspar Hauser»: La condena a la soledad, en el cine de Werner Herzog 

Los filmes del realizador alemán se caracterizan por retratar a personajes extraños y caídos en la locura, como el conquistador Lope de Aguirre en «Aguirre, der Zorn Gottes» (1972) o al empresario del caucho Fitzcarraldo en el filme del mismo nombre (1982): esta obra audiovisual no es la excepción, y su protagonista —un joven francamente «perturbado»— es aquí interpretado por el actor autodidacta Bruno Schleinstein (quien tenía 41 años al momento del rodaje), y un hombre cuya adolescencia transcurrió entre distintos hospitales psiquiátricos.

Por Gabriel Anich Sfeir

Publicado el 10.9.2020

La mañana del domingo 26 de mayo de 1828, día de Pentecostés, un extraño joven de 16 años llegó a la ciudad de Nüremberg, en el Reino de Baviera, desconcertando a sus habitantes. El muchacho apenas podía hablar y mantenerse erguido. Llevaba con sí una carta de autor desconocido, dirigida al jefe de la guarnición local, que aseguraba que el joven se llamaba Kaspar Hauser, nacido en 1812 y que había pasado toda su vida encerrado en un oscuro calabozo.

El caso llamó la atención de filósofos y científicos de la época, quienes realizaron enormes esfuerzos para educar y reintegrar a la sociedad a Kaspar, quien falleció en 1833 a consecuencia de heridas aparentemente causadas por el hombre que tenía encarcelado y que lo trajo a Nüremberg. A partir de entonces han surgido múltiples teorías para explicar su origen: que era hijo ilegítimo de Napoleón Bonaparte o de algún noble alemán, que tendría algún trastorno mental o que simplemente era un impostor que creó esta historia para vivir a costa de los demás.

Sin cuestionar la veracidad o falsedad de estos hechos, Werner Herzog (1942) escribió y dirigió El enigma de Kaspar Hauser (Jeder für sich und Gott gegen alle), película estrenada en noviembre de 1974. La obra de Herzog es parte de la corriente del Nuevo Cine Alemán de las décadas de 1960 y 1970, en que la industria cinematográfica de ese país experimentó una renovación después de años de estancamiento en la posguerra. Autores de ese período son Fassbinder, Wenders, von Trotta, Schlöndorff y el propio Herzog; todos los cuales impulsaron esta “nueva ola” creativa con fuerte apoyo estatal e influencia norteamericana.

Las películas de Herzog se caracterizan por retratar a personajes extraños y caídos en la locura, como el conquistador Lope de Aguirre en Aguirre, la ira de Dios (Aguirre, der Zorn Gottes, 1972) o el empresario del caucho Fitzcarraldo en el filme del mismo nombre (Fitzcarraldo, 1982). El enigma de Kaspar Hauser no es la excepción, donde el protagonista es interpretado por Bruno Schleinstein (tenía 41 años al momento del rodaje), un actor autodidacta cuya adolescencia transcurrió entre distintos hospitales psiquiátricos.

El filme en comento nos traslada a los paisajes y burgos bávaros decimonónicos, con música de maestros como Mozart o Pachelbel. Son los tiempos del romanticismo, cuyos cultores perseguían la unidad del pueblo alemán en un solo Estado y ponderaban las emociones por sobre la razón. Este es el mundo en el que aparece Hauser, al cual es liberado cual prisionero del mito platónico de la caverna: será entonces un hombre sin educación ni relaciones sociales que debe enfrentarse a una realidad tan desconocida como cruel con él.

Kaspar Hauser no se enfoca en el proceso de adaptación del muchacho a la sociedad, sino que nos presenta una imagen de lo que puede ser la condición humana a partir de las interacciones de un inocente “salvaje” con la “civilización” constituida. El joven es tomado por el profesor Georg Friedrich Baumer (Walter Ladengast), quien lo acoge en su casa para educarlo, enseñándole a leer y escribir y a tocar el piano.

Como si fuera un niño, Baumer le explica que su misión es hacerle recuperar el tiempo que estuvo aislado de los hombres, pero Kaspar le responde que: “los hombres son como los lobos”. Una sociedad cuyos miembros están al acecho de lo que pueda ser diferente, incapaces de acoger a los necesitados.

Nuestro protagonista está condenado a vivir como una curiosidad entre la sociedad en que vive. Los primeros son los niños, inocentes como Kaspar, que sólo quieren jugar con él. Después es entregado a un circo que lo exhibe entre sus excentricidades, como enanos, aborígenes andinos y músicos “locos”. Es rescatado por Baumer, siendo el centro de atención de la intelectualidad. Unos pastores luteranos lo visitan para preguntarle si tuvo alguna visión natural de Dios durante sus años de aislamiento social, pero Kaspar no comprende la fe ni la existencia de alguna deidad. El título original de la película en alemán podría traducirse al castellano como “Cada uno por sí mismo y Dios contra todos”, que refleja la soledad de Kaspar entre sus semejantes.

A la ciudad llega Lord Stanhope (Michael Kroecher), un excéntrico noble inglés interesado en conocer a Kaspar y llevarlo apadrinado a Gran Bretaña. Pero en vez de instruirlo como Baumer, quiere presentarlo como su protegido “salvaje” ante la alta sociedad. Pero Kaspar no encajará en este grupo social, siendo rechazado por los aristócratas que pretendían “civilizarle” en sus tertulias.

Herzog relata estas historias con su particular estilo poético. La fotografía de Jörg Schmidt-Reitwein retrata la belleza del mundo exterior al cual se enfrenta Kaspar, con pueblos, campos, casas y lagos. La puesta en escena no es la de un simple filme de época, sino que del inescrutable mundo de los sueños, aquellos que Kaspar relata a sus cercanos.

Personajes bizarros dialogan en busca de respuestas a este enigma que les plantea el misterioso joven, mientras un escribano deja constancia de todas ellas como buen funcionario. En medio de este mundo está Kaspar, el niño que, a diferencia de todos, nunca perdió la inocencia.

 

*Reseña autorizada para ser publicada exclusivamente en Diario Cine y Literatura.

 

El enigma de Kaspar Hauser obtuvo tres galardones en el Festival de Cannes de 1975: el Gran Premio del Jurado, el Premio del Jurado Ecuménico y el Premio FIPRESCI de la crítica internacional. Se puede ver en YouTube y en Qubit TV.

 

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Gabriel Anich Sfeir (Rancagua, 1995) es egresado de Derecho de la Universidad de Chile y ayudante en las cátedras de Derecho Internacional Público y Derecho Comunitario en la misma Casa de Estudios. Sus principales aficiones son la literatura policial y el cine de autor.

 

 

 

Tráiler:

 

 

Gabriel Anich Sfeir

 

 

Imagen destacada: El enigma de Kaspar Hauser (1974)