«El nido vacío», de Daniel Burman: La realidad y el sentido

Protagonizada por Oscar Martínez, Cecilia Roth e Inés Efron, este filme del realizador argentino ganó en su momento dos premios en el prestigioso Festival de San Sebastián en 2008: uno para su protagonista en la categoría de Mejor Actor y otro debido a su excelente fotografía.

Por Carlos Pavez Montt

Publicado el 18.6.2020

Las teclas del piano suenan y nos transportan de un lugar a otro. Vemos. Observamos la presencia de una ausencia presente en cada minuto que miramos el reflejo en el televisor. La cuestión del nido vacío. Del espacio que se siente imposible de llenar después de escuchar el silencio del teléfono.

Silencio. El peso de la no significación. ¿Qué haríamos si nuestras palabras significaran nada? Quizás hasta nos entenderíamos. Pero sabemos que el lenguaje es algo dado, y que funciona para expresar lo que hay en alguna parte del interior. Lamentablemente, también sabemos que las palabras se quedan cortas al contornear algunos momentos.

Y a la sensación. Sobretodo a la sensación que recurre a lo más profundo, y que logra un cambio impertinente en los sucesos minúsculos. Significación. El problema de acarrear las rocas simbólicas de una relación establecida con el tiempo. Aburrirse de ella y luego, al verla desaparecer, tocarse las manos como esperando encontrarla en un escurrir ficticio.

El nido vacío. La estructura hueca que no pesa, pero que es difícil de acarrear debido a su forma petulante y devastadora de flexión. La muerte del dinamismo dentro de la vida más veloz y artificializada que algún ser humano haya vivido; al menos hasta los recuentos oficiales que tenemos al día de hoy.

A veces poco ágil, la secuencia dirigida por el director se pasea por la existencia cotidiana de un dramaturgo argentino. Por el matrimonio que mantiene con una mujer que también es la madre de tres hijos en común. La vida pasó muy rápido y las conexiones de la máquina se fueron entorpeciendo hasta que golpeó.

La recepción de la soledad y de la pérdida de las relaciones. El deseo de querer entrar y la sensación de que la puerta se cierra ante tus ojos. La vida paralela. El placer en la ignominia consciente y decidida. La infidelidad. El amor. Cinco cosas que se acercan por debajo de la almohada a preguntar por nuestros sueños.

Una tendencia notoria de lo último del cine argentino. La mezcla de la realidad con la ficción. Y aún más profundo, de la subjetiva producción de sentido ficcional a través de la narración confundida entre lo que es y lo que no. O lo que es lo mismo, personajes o protagonistas que se involucran en la historia y que se hacen parte de un todo aún mayor.

Pero ficticio. Siempre ficticio. La realidad es la que pesa en las decisiones de cada día y la ficción es la que permite el ensayo, la prueba y el error. Por eso al final se armonizan los colores, el ritmo y la música. Por eso el final de los libros y del paisaje desértico.

 

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Carlos Pavez Montt (1997) es licenciado en literatura hispánica de la Universidad de Chile, y sus intereses están relacionados con ella (con la literatura en lengua romance), utilizándola como una herramienta de constante destrucción y reconstrucción, por la reflexión que, el arte en general, provoca entre los individuos.

 

 

 

Tráiler:

 

 

Carlos Pavez Montt

 

 

Imagen destacada: El actor Óscar Martínez en El nido vacío (2008), de Daniel Burman.