[Ensayo] «Sed»: La voz literaria del mismísimo Cristo

La nueva entrega de Amélie Nothomb es una narración que se robustece al desglosar la vulnerabilidad y ternura de un ser humano como cualquier otro, capaz de reírse de sí mismo y de sus pares, de sufrir como el que más y aun así de aguantar, e ir de lleno hacia su destino, aunque eso implique el fin de algo y el comienzo de otra trama.

Por Alfonso Matus Santa Cruz

Publicado el 20.6.2022

Contar una historia mil veces contada es un desafío particularmente escabroso si lo que se intenta es darle una vuelta de tuerca, no a la trama, sino a la forma y, por consecuencia, al fondo y los matices que, en última instancia, hacen la diferencia.

La pendiente se pone aún más cuesta arriba si el relato que toca es la fundación de una iglesia, el mito que cimienta los traumas y delirios de Occidente, la raíz de las esperanzas y el horror del que es capaz todo ser humano.

Y, con todo eso sobre la mesa (y las voces y pujanzas del inconsciente colectivo), Amélie Nothomb (1966), la gran narradora belga de los claroscuros y desviaciones que nos atraviesan a todos, no hace un ejercicio de escapismo, sino que enfrenta la labor de narrar la crucifixión de Jesucristo desde la voz del mismísimo protagonista.

Así como suena. No es la primera ni será la última versión del martirio en la literatura, con precedentes ilustres e irreverentes como la novela de Saramago, El evangelio según Jesucristo, que atizó la polémica, siendo tildado hasta de blasfemo.

Algo que también podría decirse de Sed, la novela de Nothomb, editada por Anagrama, pero no de la misma manera. El Jesús que nos revela es uno con gran sentido de la ironía y una agudeza singular, un hombre místico y carnal, que desea, se cabrea, y padece con la máxima intensidad su último día de vida.

 

Un juego de alto voltaje literario

El relato comienza con un Jesús que ya tiene asumida la condena a muerte, por lo que se permite una gracia: prestar atención a los detalles. Y lo que sigue no está exento de sorpresas y giros puntuales a la historia oficial.

De partida, la ingratitud de los beneficiarios de sus milagros, un golpe bajo que asume como el fracaso o, más bien, la constatación de una de las cualidades más tozudas de sus pares humanos, la mediocridad, esa forma de acritud que se especializa en hurgar el propio ombligo cuando nos conviene y acusar a los otros porque sí y porque no.

El recuento de Cristo, su milagro preferido, las apreciaciones sobre la manera de caminar y comer de algunos de los apóstoles, las confidencias sobre su relación con Magdalena, las reflexiones sobre el poder del cuerpo y los aciertos y errores de su padre nunca encarnado, todo ello y más es relatado con un estilo claro, incisivo, cargado de humor y sabiduría, que son las dos caras de la misma moneda.

Este Jesucristo es uno con el que nos agradaría compartir unas copas de vino bajo esas noches en que el tiempo parece esfumarse y cargarse de una eternidad cuyo secreto solo radica en la presencia plena, regalada porque no hay otra manera de encontrarnos y aprender los unos de los otros, seamos idiotas u aspirantes a una trascendencia cotidiana.

La novelita de Nothomb puede leerse como una broma que provoca impresiones similares a los koan zen: un golpe que nos espabila y nos recalca que estamos aquí, que respiramos y podemos dejar de respirar.

Una narración que se robustece al desglosar la vulnerabilidad y ternura de un ser humano como cualquier otro, capaz de reírse de sí mismo y de sus pares, de sufrir como el que más y aun así de aguantar, ir de lleno hacia el destino, aunque eso implique el fin de algo y el comienzo de otra trama.

Este juego de alto voltaje literario es una de sus apuestas más arriesgadas y hermosas, una que podemos gozar como el vaso de agua que refresca nuestra sed en un día caluroso. La sed que aquí toma otra magnitud y se nos revela gracias a un Jesucristo personal.

 

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Alfonso Matus Santa Cruz (1995) es un poeta y escritor autodidacta, que después de egresar de la Scuola Italiana Vittorio Montiglio de Santiago incursionó en las carreras de sociología y de filosofía en la Universidad de Chile, para luego viajar por el cono sur desempeñando diversos oficios, entre los cuales destacan el de garzón, el de barista y el de brigadista forestal.

Actualmente reside en la ciudad Puerto Varas, y acaba de publicar su primer poemario, titulado Tallar silencios (Notebook Poiesis, 2021). Asimismo, es redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

 

«Sed», de Amélie Nothomb (Editorial Anagrama, 2022)

 

 

Alfonso Matus Santa Cruz

 

 

Imagen destacada: Amélie Nothomb.