[Crítica] «Bru o el exilio de la memoria»: Los géneros cercenados de la historia de Chile

Hasta el próximo domingo 5 de junio se exhibe en el centro GAM este montaje del colectivo Mákina Dos, y el cual dirigido por Héctor Noguera efectúa un logrado ejercicio artístico y comparativo entre las biografías de la Premio Nacional de Artes Plásticas 2015, Roser, su nieta Amalá y la trayectoria política y cultural del país durante buena parte del siglo XX.

Por Enrique Morales Lastra

Publicado el 2.6.2022

Bru o el exilio de la memoria se presenta con la complejidad y la profundidad escénicas de una ópera. En efecto, es difícil encontrar un paragón satisfactorio al respecto en el contexto de la cartelera teatral chilena del último tiempo. Especialmente en lo que se refiere al espesor de sus reflexiones históricas y dramáticas: la Guerra Civil Española, el golpe de Estado de 1973, y el extravío de las obras de arte visual que existían en el edificio de la Unctad antes de ese hecho político y militar.

Asimismo, existen pasajes coreográficos donde los movimientos de la pareja de actores (el colectivo Mákina Dos, integrado por Amalá Saint-Pierre y Francisco Paco López) demuestran un sentido argumental que reflejan una maduración de nociones teatrales evidente: cuando la intérprete rodea su cuerpo con la bandera de la Segunda República Española, por ejemplo, al modo de manifestar un lúdico homenaje a ese episodio institucional de la península ibérica, que tanta influencia tuvo durante el siglo XX en todo el Occidente.

En ese sentido, la iluminación ejerce un rol fundamental. Las figuras de Saint-Pierre y de López son destacadas cuando así lo requieren las sinuosidades del libreto, en otro elemento que simboliza la excelente comunicación y la concatenación de objetivos logrados entre la dirección (a cargo de Héctor Noguera), los protagonistas y Ricardo Romero (diseño de iluminación).

Más allá de las particularidades de una vida premiada y reconocida como la de Roser Bru (una artista visual que exploró con grandes resultados creativos y plásticos tanto en la pintura como en el grabado), esta ejemplifica con su trayectoria biográfica loa grandes quiebres políticos y culturales del mundo hispánico en la centuria pasada, para finalmente padecer el olvido de la memoria propio de la vejez y de la edad avanzada.

«La infancia es la verdadera patria del hombre (y de la mujer)», escribió el poeta austríaco Rainer María Rilke, en una cita que se reproduce en formato de proyección medial durante el transcurso de esta obra (a cargo de Delight Lab), y ese origen en el caso de Bru, se narró a través de dos exilios (desde España a Francia, y luego desde Europa hacia Chile).

Así, aquella existencia forjada en el desapego inherente a esa inestabilidad afectiva, se refleja 40 años después en la hija de la galardonada artista (de apellido Aguadé), y posteriormente en su nieta, Amalá Saint-Pierre.

En efecto, la principal hazaña de este montaje es transformar un episodio íntimo y familiar de los Aguadé Bru en la odisea identitaria de un país poco inclinado al ejercicio de la memoria nacional, y menos de una práctica desprovista de mitos y de autoengaños destructivos.

Así, esa visión personal de la historia de Chile por parte del Colectivo Mákina Dos, específicamente surgidas desde la experiencia de una mujer —Saint-Pierre, nacida en Francia en el año de gracia de 1982, y a la cual llamaban «retornada» en el colegio, a principios de la década de 1990—, una vitalidad, decíamos, hecha a los girones de una cotidianeidad respirada en diversos lugares hemisféricos, sin sentirse de aquí ni menos de allá: París, Santiago de Chile, Barcelona, y en el taller de su abuela Roser, en una amistad y complicidad enlazada gracias a la degustación compartida de unos chocolates (exNegritas, hoy rebautizadas como Chokitas).

En fin, unas señas identitarias construidas como los tapices de cuatro partes que su abuela entregó para la colección de arte de ese edificio modélico del gobierno de la Unidad Popular construido como sede de la Unctad III (hoy Centro cultural Gabriela Mistral), y cuya integridad (las piezas creadas por Bru), después de medio siglo se encuentran cercenados en el Museo Nacional de Bellas Artes, a falta de la esa fracción de género que puede estar definitivamente destruida o guardada en el living o bien en la bodega de un coleccionista.

Eso es Bru o el exilio de la memoria, una hermosa opereta sin música orquestal, y la cual se enfrenta a la cultura de un país cimentado sobre sucesivos derrumbes o desplomes, a la manera de un terremoto físico y emocional: el Chile contemporáneo.

 

Ficha técnica:

Una obra del Colectivo Mákina Dos | Dirección: Héctor Noguera | Asistente de dirección: David Meneses | Reposición: Julio Toloza | Idea original, dramaturgia y actuación: Amalá Saint-Pierre y Francisco Paco López | Adaptación dramatúrgica: Amalá Saint-Pierre, Francisco Paco López y David Meneses | Diseño de visuales y proyecciones: Delight Lab | Composición musical: Diego Noguera | Diseño de iluminación: Ricardo Romero | Producción de vestuario y utilería: Nicoletta Fuentealba | Producción: Carolina Cabezas | Proyecto financiado por FONDART, asignación nacional, convocatoria 2019 | Patrocina: Fundación Roser Bru y Centro Cultural de España.

 

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«Bru o el exilio de la memoria» se exhibe hasta el próximo domingo 5 de junio en el GAM

 

 

La actriz y dramaturga Amalá Saint-Pierre protagoniza «Bru o el exilio de la memoria»

 

 

Crédito de las imágenes utilizadas: GAM.