«Una guerra brillante»: Combates por la historia

La obra audiovisual dirigida por el realizador estadounidense Alfonso Gómez-Rejón se estrenó en las salas chilenas este jueves 20 de febrero, y su argumento se inspira en la lucha que sostuvieron los inventores Thomas Edison y Nikolas Tesla por ganarse las licitaciones, a fin de que sus respectivas patentes obtuvieran el privilegio de iluminar a las grandes ciudades estadounidenses de fines del siglo XIX.

Por Miguel Alvarado Natalí

Publicado el 20.2.2020

Un guion escrito para una tarea en la Escuela de Drama de la Universidad de Yale, es el inicio de Una guerra brillante (The Current War, 2017) que Michael Mitnick tardó diez años en desarrollar primero como un musical para teatro y luego como una película, pero que finalmente llegó a manos del director Alfonso Gómez-Rejón, (American Horror Story). El estreno de la cinta, sin embargo, se mantuvo en duda a raíz de las acusaciones de abuso sexual del productor Harvey Weinstein, quién debía distribuir la cinta en 2017. Finalmente se rodaron nuevas escenas y se realizó una nueva edición ahora con la producción ejecutiva de nada menos que Martin Scorsese.

Una guerra brillante llegó esta semana a las salas chilenas y es un thriller basado en hechos reales, cuenta con los roles protagónicos de Benedict Cumberbatch (Sherlock) interpretando a Thomas Edison y Michael Shannon en el papel de George Westinghouse (Animales nocturnos), acompañados de Nicholas Hoult (X-Men) en el papel de Nikolas Tesla. El filme narra la historia de cómo estos inventores se enfrascaron en una disputa por imponer el sistema eléctrico que dominaría al mundo en el siglo XX. Todo transcurre entre 1886 y 1893 cuando Manhattan es iluminado por Edison, respaldado por J.P. Morgan, mientras Westinghouse, asesorado por Nikola Tesla, se da cuenta que el diseño de corriente continua de Edison tiene fallas fatales. Lo que origina una carrera de ideas, pero también comercial, una pelea por la industria eléctrica poco ética, que tenía solo por objetivo que uno de estos genios rivales se ganara las licitaciones, para a iluminar a los Estados Unidos.

La virtud que tiene el director con esta cinta, es que presenta con una lucidez extraordinaria el mundo que nos rodeaba cuando Edison encendió sus ampolletas, con una atmósfera perfecta, excelente fotografía y el vestuario victoriano con toques modernos, detalles le dan la a la escena una ambientación ideal. Como los personajes principales se mantienen separados la mayor parte de la película y sólo al final hay una escena conciliadora entre Edison y Westinghouse, el rodaje se dividió en dos partes, donde básicamente el director filmó dos películas. Aquí la apuesta del realizador fue la creación de las locaciones estadounidense de finales del siglo XIX en la Inglaterra actual, algo que requirió de mucho ingenio y lo cual salió a la perfección. Además a haber arrendado un ferrocarril de la época y haberlo restaurado, se construyeron quince dínamos y transformadores para el laboratorio de Edison y se recrearon las mismas bombillas que él había diseñado.

Con un paneo constante y envolventes movimientos de cámara, un plano secuencia extraordinario —al comienzo de la cinta—, el lente va adquiriendo un buen ritmo y si a esto le sumamos una banda sonora que acompaña a la trama de una historia poco conocida, donde vemos el lado más humano pero a la vez egoísta de Thomas Edison, tenemos un filme de una gran riqueza técnica, pero además histórica, donde estas invenciones y decisiones que los personajes retratados tomaron, nos repercuten hasta el diario vivir de nuestros días. Las actuaciones de los actores principales son buenas, pero a ratos se pierde en ese mágico entorno del siglo XIX que recrea Gomez-Rejon.

Una guerra brillante nos muestra a un Edison arrogante y enamorado, sin embargo sus inventos no le dejaban espacio para su familia. El inventor de la ampolleta y de la corriente continua y que por esa misma época construyo el fonógrafo, se enfrenta a una batalla no solo por imponer su sistema eléctrico, si no también a fin de mantener su fama y su ego personal por sobre su contraparte, George Westinghouse —un empresario dedicado a la distribución de gas—, que se siente atraído por el genio de Edison, pero luego de que éste no se presentara a una cena programada en la casa de Westinghouse, aquél se transforma en su enemigo en la competencia, una lucha donde la prensa tuvo un papel primordial, casi de mensajería de ambos inventores.

Es una película que hace justicia con la historia y se agradece al director por la reivindicación de la figura del serbocroata Nikola Tesla, el verdadero inventor de la corriente alterna, el motor eléctrico, la tecnología inalámbrica y la radio. Se trata de una puesta en escena maravillosa, fresca y que entretiene al espectador: aquí se aprende y se cae en continuas sorpresas. Una guerra brillante es la apasionada pelea por iluminar a un mundo oscuro, es el inicio de la industria eléctrica, el relato audiovisual sobre el poder de un empresario, un argumento acerca del financiamiento de proyectos y de patentes de inventos que todavía no era desarrollados. La corriente alterna es la que alumbra las calles hasta hoy y si bien Thomas Edison perdió esa batalla, le tenía una sorpresa al mundo, un invento que revolucionaría el arte y la cultura, nada menos que el cine.

 

Miguel Alvarado Natalí (Santiago, 1968) es periodista de profesión y escritor de oficio. Ha publicado los poemarios Estaciones (1997) y Barrio Yungay (2012), y la novela Calle Dieciocho (2001).

 

 

 

Tráiler:

 

 

Imagen destacada: Los actores Benedict Cumberbatch y Tuppence Middleton en Una guerra brillante (2017).