[Crítica] «Crimes of the Future»: Los remanentes ochenteros de David Cronenberg

En el Centro Arte Alameda (sala Ceina) se proyecta en exclusiva la reciente entrega del famoso director canadiense, una obra audiovisual que protagonizada por los actores Viggo Mortensen, Léa Seydoux y Kristen Stewart, se exhibir ´también, desde la próxima semana (a partir del 29 de julio) a través de la plataforma de streaming Mubi.

Por Enrique Morales Lastra

Publicado el 19.7.2022

Las expectativas que puede crear un nuevo crédito en la filmografía de David Cronenberg (1943) se justifica con especial atención luego de los rumbos creativos y argumentales que adquirió su arte cinematográfico, luego de los títulos Una historia de violencia, Promesas del este, Un método peligroso y la hermosa Maps to the Stars (2014).

Pero la verdad es que Crimes of the Future o Crímenes del futuro, en castellano, es una obra audiovisual que se encuentra lejos de satisfacer las ansias artísticas que forjaron las películas antes mencionada. Se trata, más bien, de un regreso por parte del realizador, hacia los tópicos dramáticos y estéticos que alimentaron su fama de director vanguardista en la década de 1980, con largometrajes de ficción tales como Scanners, La zona muerta y la famosa La mosca.

En ese sentido, Cronenberg también cita y referencia a su clásica Crash (1996), donde el cuerpo y las pulsiones psicológicas del sexo, vuelven a adquirir en esta ocasión una importancia preponderante. Sin embargo, el argumento del filme que nos ocupa es retórica tediosa y de escasa seducción dramática, al revés de la primera, basada en la novela homónima del escritor J. G. Ballard.

Quizás es el guion el problema de Crimes of the Future, formulado al modo de un thriller de misterio, propio del género de la ciencia ficción, pero cuya diégesis literaria dista en demasía de los rasgos o características necesarias para satisfacer a ese exigente formato y a sus tensiones y profundos nudos argumentales.

En efecto, la cinta protagonizada por ese elenco de lujo integrado por actores del renombre de Viggo Mortensen, Léa Seydoux, y Kristen Stewart, se encuentra lejos de la calidad dramática de otros logros anteriores de Cronenberg en esta línea, como pueden serlo la inolvidable M. Butterfly (1993) o la ya mencionada Crash.

 

Los actores Viggo Mortensen y Léa Seydoux en «Crimes of the Future», de David Cronenberg

 

La transgresión de un beso imaginario

El director canadiense cultiva en sus obras una impecable estética audiovisual, cimentada en las particularidades de una fotografía que realza los contrastes de luminosidad, apoyando el impacto que desea propiciar a su campo visual en elementos desgastados tales como paredes sin pintar, calles y localidades ruinosas y descascaradas, en una ambientación propia de la sobrevivencia, posterior a un tipo de guerra o derrumbe civilizatorio.

Aquel diseño integral que se acerca a la imagen que tenemos de una ciencia ficción postapocalíptica, es tratada por la cámara de Cronenberg de una forma donde parece que el tiempo está lejos de transcurrir, sin importar si se trata de las horas del día o de los minutos de la nocturnidad.

Los encuadres retratan a las calles de esa ciudad imaginaria siempre vaciadas y solo concurridas por seres que a través de cortes quirúrgicos en sus cuerpos, buscan la satisfacción física y erótica, que el «antiguo sexo» les proporcionaba, y el cual ahora asemeja un resabio de modos y de contactos corporales, en apariencia ya superado.

Aunque claro, ese beso de Stewart a la atracción mortuoria que le provoca el rol de Mortensen, indicaría otra cosa. Entonces este le responde: «perdón, pero no soy muy bueno en el sexo antiguo», y la composición del encuadre responde a características pictóricas (El beso, de Francesco Hayez).

Y por ahí van los nervios conceptuales de esta obra audiovisual, cuando su realizador interpela al sexo —a través de su guion y de su cámara— como el gran objetivo de una época sin tiempo, y donde la mortalidad y un concepto existencialista de la decadencia en su sentido filosófico más alto (el identitario), le han arrebatado a la vida otros placeres y persuasiones, que bien podrían garantizarle a los seres humanos, asimismo, un bienestar semejante a la trascendencia y al infinito que se buscan: comer plástico, por ejemplo, y que el sistema digestivo sea capaz de procesarlo.

Cortar a otro (a) sería penetrarlo (a) en diversas consideraciones espirituales, abstractivas y hasta psicológicas: por esos senderos inasibles (al modo de una performance) es que se bifurca la estrategia narrativa de Cronenberg, en la deificación de nuevas maneras de contacto y de materialización tanto del deseo como del erotismo físico.

Las grandes actuaciones protagónicas que atestigua este filme, hacen que sus evidentes falencias dramáticas se subsanen en algo, especialmente por los desempeños de ese trío conformado por los mencionados Viggo Mortensen, Léa Seydoux y Kristen Stewart.

En esa formulación y logros de una estética de la ciencia ficción, en el concurso de interpretaciones de primer nivel para sus producciones, y en el uso de una fotografía de perfeccionista composición retro y futurista, se demuestra que Crimes of the Future es un filme que lleva la rúbrica del canadiense David Cronenberg.

Pero claro, después de la progresiva senda cualitativa que alcanza su cénit con la bella Promesas del este, cabe exigirle a su director nuevas versiones de esa sensibilidad de la brutalidad que tan bien le queda o le quedaba, y de la cual esta obra recién estrenada, solo es un pálido retraimiento.

 

 

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Tráiler:

 

 

 

Imagen destacada: Crimes of the Future (2022).