Diatriba «el desaparecido» de Juan Radrigán, una reflexión desde el olvido

Cuatro personajes que miran al escenario, desde el lado en que se ubica el público, vestidos casualmente, comienzan a levantarse, para luego girar la vista hacia los espectadores, en una verdadera afrenta de la palabra. Entrar a tablas, disfrazados, a fin de observar el «fuera de campo», en este alegato semántico, político, histórico y existencial.

Por Faiz Mashini

Publicado el 19.09.2017

Diatriba “el desaparecido” es la reinterpretación de la escritura original del desaparecido dramaturgo Juan Radrigán («Diatriba de la empecinada», que data de 2004). Sin embargo, es la forma la que nos llama la atención, merecida de analizar por el discurso en alegato hacia el público y a su realidad, demandando a través de esta amonestación por una justicia, que es en su verdadera esencia, la voz de un luto.

Hablar de Bergson, referenciando «La risa» y utilizar la reiteración del texto como recurso es una decisión coherente: hay un efecto que se genera y se cumple y que vale la pena poner a prueba. Y es por eso que nos llama la atención la forma estética de la representación dramática. Juan Radrigán, quien trabaja desde los contenidos sociales -en hitos que escanean nuestro mundo- con tal de reflejar, lo que nosotros mismos no queremos apreciar.

Ver esta obra desde lo conceptual, a partir de cuatro voces que se turnan para dirigirse a la audiencia, dejando de lado la relación entre sí, en función de la ilusión de enfrente –ese espejismo tan cercano y distante, a la vez– se lleva a cabo con recursos escénicos mínimos. No es necesaria la parafernalia, para que el valor de la palabra tome su rol primordial en la escena. Inevitablemente nos remitimos a Brecht, por un constante distanciamiento, cuando lo que importa no es lo que se haya en el proscenio, sino lo que se encuentra allá afuera, ocurriendo en las calles, en el fluir constante de la sociedad.

El protagonismo de la palabra se encarna en la fuerza del personaje que interpreta la actriz Catalina Saavedra, en el relato de esta mujer atravesada por el acontecer histórico, y que cobra como víctima al desaparecido y a su condición de viuda… Por ende, su actual situación laboral de prostituta. Es la huella en el individuo que queda despojado cuando se rompen los límites. Es el canto de Marcela Millie la que nos adentra en lo sensible. Junto a Guillermo Ugalde y a Marco Rebolledo quienes, cada uno con una falda, completan el relato al tensionar el texto dramático de esta viuda. La actuación del elenco es simple pero segura, demarcando una potente carga en la acumulación de un dolor; un «algo» que se encuentra atragantado. El trabajo actoral, así, nos lleva a pasar de un estado anímico a otro. Con cierta hilaridad vemos danzas desarticuladas, uso de instrumentos y de cantos, que reflejan el apego entre los personajes frente al dilema que sufren y padecen.

La iluminación y la escenografía son simples y concisas, bien administradas. Una atmósfera verdosa y espacios puntuales de luz cálida acentúan la presencia de los personajes, quienes toman la palabra. No interrumpen y dejan ser lo que es primero: la esencia argumental.

Diatriba “el desaparecido”, por Rodrigo Pérez es una invitación a adentrarse en la afrenta de la dureza, a sumergirse en la interioridad de un sujeto marcado por la historia. Es la huella de nuestra memoria, que en la actualidad, deja pasar caso tras caso, en la injusticia que tiene sacrificados en el olvido, a un gran número de individuos. Ser un desaparecido es haber perdido el rastro a la existencia; es la imposibilidad a la catarsis de la despedida; es la obligación de renunciar al apego; es penar por un fantasma cuya forma física incluso se ha olvidado; es verse empujado en la obligación de una diatriba. Por dicha razón, se nos hace necesario reflexionar sobre semejantes textos teatrales.

 

La actriz Catalina Saavedra en el rol de una mujer atravesada por el acontecer histórico, en «Diatriba «el desaparecido» de Juan Radrigán

 

En este montaje el trabajo actoral guía a los espectadores desde un estado anímico a otro

 

Ficha técnica:

Dirección: Rodrigo Pérez
Elenco: Catalina Saavedra, Marcela Millie, Guillermo Ugalde, Marco Rebolledo
Diseño de escenografía y vestuario: Catalina Devia
Diseño de iluminación: Andrés Poirot
Fotografía: Roberto Contador
Producción: Maritza Estrada

Funciones desde el 2 al 24 de septiembre de 2017
Jueves a domingo a las 19 horas (excepto domingo 17 septiembre)

Edificio B, piso 2, Sala N2

Valor de las entradas:

$5.000 Preventa
$6.000 General
$3.000 Estudiantes y tercera edad

 

Crédito de las fotografías: Centro Cultural Gabriela Mistral