Dividida en cuatro partes y un epílogo, el investigador estadounidense Benjamin Moser —galardonado con el Premio Pulitzer 2020 del género— realiza una verdadera y profunda biografía de una intelectual frontal, que a lo largo de toda su vida se mantuvo incorruptible en sus principios que la acompañaron desde la más temprana edad.

Por Martín Parra Olave

Publicado el 7.12.2020

El biógrafo norteamericano Benjamín Moser (Houston, 1976) llega a las librerías con un texto desbordante, tanto por el número de páginas como por el relato, que en más de 800 páginas, da cuenta de la vida de una de las intelectuales mas brillantes del último siglo, la pensadora estadounidense Susan Sontag (1933 – 2004), quien a través de diferentes ensayos y textos literarios, reflexionó permanentemente sobre el sufrimiento, la enfermedad y el dolor ajeno:

“Susan Sontag fue la última gran estrella literaria de Estados Unidos, recuerdo de una época en que los escritores aspiraban a ser no simplemente respetados o bien vistos, sino también famosos”.

La construcción del perfil de Sontag se hace muy atrayente desde las primeras páginas, pues es descrita con las características de una guerrera intelectual que abarcaba muchos ámbitos del conocimiento: “era una mujer joven y hermosa que poseía una erudición apabullante, una escritora procedente del hermético y jerárquico universo intelectual neoyorquino que sin embargo no le hacia “ascos” a la baja cultura contemporánea que la generación anterior se jactaba de aborrecer”.

En este trabajo de Moser, quien investigó por más de siete años, la figura de la escritora es la de una mujer que está permanentemente buscando, que lo estético le atrae, pero lo real que hay detrás de cualquier figuración artística es lo fundamental: “uno de los fines de la literatura es hacernos comprender que los otros, personas distintas a nosotros, existen de veras”.

En este sentido, uno de los temas que más desazón le producían era el dolor de los demás, su angustia y también su lucha constante, fue evitar que las imágenes de sufrimiento, como las de la guerra u personas enfermas, dejaran de producirnos impacto, pues a través de la banalización de estas formas estéticas, se pierde a las personas reales que están en aquellas imágenes que en multiplicidad de ocasiones son parte de una exposición artística.

Los tormentos existenciales rondan desde pequeña la cabeza de la escritora norteamericana, preguntándose por su identidad, tratando de definirse entre la arrogancia intelectual y una situación de debilidad frente a su entorno.

Creció con la idea que la cultura podía traer cierta felicidad a las personas, por eso su porfía de llevar obras de teatro a Sarajevo durante la guerra que destruyó al pueblo bosnio.

Dividida en cuatro partes y un epílogo, el biógrafo norteamericano realiza una verdadera y profunda radiografía de una intelectual frontal, que a lo largo de toda su vida se mantuvo incorruptible en sus principios que la acompañaron desde la más temprana edad.

Su actitud siempre ambigua y algo débil en la intimidad, era la cara opuesta para un carácter extremadamente duro y en ocasiones hiriente en lo público.

El trabajo realizado por Moser fue premiado por el Pulitzer de biografía. Era que no, si fue el primer investigador en tomar contacto con la casi totalidad de los documentos privados de Sontag, cien tomos o volúmenes de sus diarios, en su mayoría inéditos, y que además se encargó de entrevistar a una infinidad de personas que la conocieron.

En definitiva, un trabajo monumental, que narrativamente podría leerse como una suerte de novela en clave biográfica, que además está plagada de una infinidad de detalles de una de las intelectuales más importantes del último siglo, cuya obra acerca de la enfermedad, perfectamente podría orientarnos hoy en día en tiempos de pandemia.

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Martín Parra Olave es licenciado en gobierno y gestión pública de la Universidad de Chile y magíster en letras de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

«Sontag. Vida y obra», de Benjamin Moser (Editorial Anagrama, 2020)

Martín Parra Olave

Imagen destacada: Susan Sontag.