«El cuaderno negro», de Valeria Sarmiento: Una intriga poco interesante

Hay dos grandes ejes en este largometraje de ficción hoy en cartelera: uno de ellos es el político, apenas esbozado, pero que se resuelve bien, quizá por la larga lista de títulos que utilizan estrategias audiovisuales similares a las de esta película y que ya forman parte de un inconsciente cinematográfico. El otro es el íntimo y sirve de motor para las motivaciones de la protagonista. También amparado en motivos visuales clásicos, es, sin embargo, menos llamativo y termina aplastado por el otro debido a un manejo tedioso de las emociones.

Por Felipe Stark Bittencourt

Publicado el 26.7.2019

El cuaderno negro es una película que queda al debe en muchos aspectos. Sorprende su calidad técnica, pero palidece en la estructuración organizada de un relato de intrigas coherente.

Apoyándose con fuerza en los misterios propios de la literatura folletinesca, la cinta se basa en una novela de Camilo Castelo Branco que Raúl Ruiz había pensado en dirigir y que, tras su muerte, pasó a manos de su esposa Valeria Sarmiento, una talentosa artista que completó y estrenó hace un tiempo otro de los proyectos inacabados del responsable de Tres tristes tigres: La telenovela errante (2017).

El presente largometraje sigue las peripecias de la criada Laura (Lou de Laâge) y de su amigo y protegido Sebastian, un pequeño huérfano que, al igual que la joven, desconoce su origen. Ambos personajes caen en manos del marqués de Lusault (Niels Schneider) y, por azares del destino, son separados el uno del otro. Ahora, en los albores de la Revolución Francesa, será tarea de Laura volver a reencontrarse con el pequeño Sebastian.

Hay dos grandes ejes en El cuaderno negro. Uno de ellos es el político, apenas esbozado, pero que se resuelve bien, quizá por la larga lista de títulos que utilizan estrategias audiovisuales similares a las de esta película y que ya forman parte de un inconsciente cinematográfico. El otro es el íntimo y sirve de motor para las motivaciones de Laura. También amparado en motivos visuales clásicos, es, sin embargo, menos llamativo y termina aplastado por el otro debido a un manejo tedioso de las emociones.

En ese sentido, las virtudes de El cuaderno negro reposan, principalmente, en su adecuada dirección artística. El nivel de producción es alto y las actuaciones son bastante decentes. La fotografía es preciosa y evoca una atmósfera de misterio gracias a una iluminación que en espacios cerrados prefiere fuentes naturales, como las velas, muy útiles para delimitar el espacio privado del político que aquí, sin embargo, se mezclan.

Esto, que también le sirve para darle una adecuada intimidad a la imagen, es evidente en el marco de las intrigas políticas. Aquí, los claroscuros de los personajes se ven acentuados por fuentes de luz débiles y resultan concordantes con el contexto de la Revolución Francesa, retratada en ciernes y como un peligro para esa aristocracia frívola y detestable.

Pero cuando sigue los avatares de Laura, la película toma un curso distinto y prefiere la exploración sentimental de una joven que busca cumplir con una promesa que termina enlazada con su propio origen. El resultado, sin embargo, no convence demasiado, porque los caracteres, motivaciones y deseos se ahogan en un mar de sucesos episódicos que avanzan tediosamente. Visualmente son bellos y muestran la pericia de Sarmiento, pero dramáticamente son poco gratos.

El filme, de este modo, no logra dar en el clavo con un tono que articule el aspecto político con el personal. Son tantos los sucesos que retrata, que El cuaderno negro termina ahogada en su propio origen folletinesco.

 

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Felipe Stark Bittencourt (1993) es licenciado en literatura por la Universidad de los Andes (Chile) y magíster en estudios de cine por el Instituto de Estética de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Actualmente se dedica al fomento de la lectura en escolares y a la adaptación de guiones para teatro juvenil. Es, además, editor freelance. Sus áreas de interés son las aproximaciones interdisciplinarias entre la literatura y el cine, el guionismo y la ciencia ficción.

Asimismo es redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

 

Una escena de «El cuaderno negro», de Valeria Sarmiento

 

 

 

 

Felipe Stark Bittencourt

 

 

Tráiler:

 

 

Imagen destacada: Stanislas Merhar y Lou de Laâge en El cuaderno negro (O Caderno Negro, 2018).