Alfonso Alcalde, escritor y viajero incansable

Andariego y aventurero, periodista y literato. Autor extremo y siempre al límite. Quiso vivirlo todo intensamente en una incesante búsqueda de sí mismo y de su arte. Incansable viajero que nos dejó la huella de su búsqueda incansable de la felicidad y el sentido de la vida.

Por Ignacio Cruz Sánchez

Publicado el 1.12.2017

Su vida

Nació en Punta Arenas, en 1921. Se encontró tempranamente sin la compañía y el apoyo de sus padres. A los 12 años de edad fue enviado a estudiar a Santiago, mientras su padre, Ángel Alcalde, que residía en Punta Arenas, se trasladaba a vivir a Argentina. Su madre también se alejó de él siendo pequeño.

Dejó sus estudios, llamado por el deseo de conocer lugares nuevos.. Aventurero, recorrió el Chaco Argentino y trabajó en variedad de oficios en Córdoba, Tucumán, Salta, Jujuy y Buenos Aires. Enfermó de paludismo y fue repatriado con urgencia, regresando en barco a Valparaíso.

Vivió en diversos países y desempeñó múltiples ocupaciones y oficios. Se casó en  cinco oportunidades, dejando descendencia.

Su obra se encuentra marcada por el sello del que ha caminado mucho por los polvorientos caminos de regiones conocidas y recónditas. Conocedor de las gentes y de la realidad de cada esquina. Su obra es tan variada, sorpresiva y  llena de recodos como lo fue su propio paso por la vida.

El mismo Alcalde nos cuenta de sus andanzas:

“Trabajé vendiendo urnas, contrabandeando caballos desde Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) a través del Matto Grosso, cuidando animales en un circo de fieras (cebras, elefantes, leones, osos) y ayudante de la mujer de goma y del tragafuegos y payasos. (…) Fui guionista de cine, radio, teatro y televisión. También traté de ganarme la vida en un bar pendenciero, nochero de un hotel de pasajeros urgentes y en las entrañas de las minas de estaño de Potosí y trabajé como ayudante de carpintero en los socavones. Fui también pescador y vagabundo libre. (…) Conozco mi país de la cabeza a los pies y su pueblo”. («Breve auto alabanza geográfica», Alfonso Alcalde)

Y agrega:

“Fui contrabandista de cadáveres. Ascendí a un nuevo cargo, que era transportar a los muertos de una frontera a otra, entre Argentina y Brasil, para que saliera más barato el entierro. Me instalaba en un auto muy tieso, con el difunto sentado a mi lado, muy maquilladito para no despertar sospechas, y cruzábamos el peligro. (…) Al otro lado teníamos listo el ataúd y el nuevo maquillaje” (Entrevista a Revista de Libros, de El Mercurio, 1996.)

Trabajó en diversos medios de comunicación: Diario El Sur de Concepción, Revista Ercilla y Radio Bío Bío de Concepción. También se desempeñó como profesor en la Facultad de Periodismo en la Universidad de Concepción.

Tuvo una vida política comprometida participando activamente en la campaña presidencial de Salvador Allende, y posteriormente asumiendo cargos en el proyecto cultural del gobierno de la Unidad Popular, en la Editorial Quimantú.

Después del golpe de estado de 1973 estuvo varios años en el exilio, y vivió en Rumania, Israel y España.  Alcalde fue un trasplantado y pagó el precio. Lo explica con sus palabras: “Nosotros vivimos una gran desolación en la cultura europea. La soledad del hombre tocó nuestra propia soledad.(…) y esto se vio agravado porque vivimos en la isla de Ibiza, en las baleares, que es un resumidero de la gran decadencia de Occidente y ahí entre grupos de hippies, entre grandes buscadores de la verdad, exorcistas, sacerdotes de las religiones más curiosas, vivimos también nuestra pequeña desolación, vimos al hombre sin destino”.

A su regreso del exilio, en 1979, trabajó para diversos medios de comunicación, y continuó trabajando en su obra literaria mientras ejercía el oficio del periodismo.

Se suicidó en 1992, a los 71 años de edad, en Tomé, Sexta Región de Chile, al cabo de una prolongada depresión, un glaucoma, además del desaliento y la pobreza en que vivía en el cuarto que rentaba.

 

El poeta del sur y su declaración de principios, en una entrevista con «El Mercurio» de Santiago

 

Su trayectoria literaria

Muestra una línea realista en sus relatos, reflejando en ellos el conocimiento muy de cerca de la realidad popular. “La obra literaria de Alcalde se vincula a la poesía de Pablo de Rokha y Pablo Neruda. Como narrador, su trabajo tiene un común denominador ideológico y literario con el de José Miguel Varas, Nicolás Ferraro y Franklin Quevedo. Con ellos comparte el cultivo de un realismo popular alimentado de la propia experiencia y del ejercicio del periodismo, entendido como una inmersión profunda y genuina en la realidad del pueblo chileno” (memoria chilena)

Alcalde fue un escritor versátil, hombre de muchas inquietudes. Como ya sabemos, incursionó en otras áreas fuera de lo literario netamente tal. Prueba de ello es Vivir o morir, referido al drama del vuelo uruguayo accidentado en la Cordillera de Los Andes; Salvador Allende una biografía del ex Presidente de la República; Marilyn Monroe que estás en el cielo;  y Toda Violeta Parra. Además publicó una serie de reportajes llamado “El hombre y la tierra”, en la que se refiere al mundo andino, Quechua y Aimara.

Su primer trabajo poético fue Balada para una ciudad muerta, prologado por Pablo Neruda, quien lo impulsó en sus inicios literarios. De este trabajo se puede comentar mucho. En cuanto a este poemario, Alcalde tomó la decisión  de destruir gran parte de los libros de esta partida  como un acto simbólico que hacía notar el término de una etapa en sus creaciones.

Su poema “Variaciones sobre el tema del amor y de la muerte” figuró como uno de los más notables de su obra poética.  En este poema, Alcalde nos ubica frente a la muerte, y enumerando una serie de situaciones vitales a las que todos nos vemos enfrentados cada día, pone al ser humano, lleno de pasiones y egoísmos, como víctima de una vida tormentosa, que por ser compleja nos sobrepasa continuamente.  A continuación algunos versos:

“Aquellos que copularon hasta exterminarse  rodeados de humo,  una botella vacía, hastío y melancolía, el amor los resucite”. “Aquellos suicidas decapitados a borbotones,  aún anclados dentro de la muerte, aquellos que se devoraron frotándose como piedras  para iniciar el primer fuego. El amor los bendiga”

“Aquellos que invocaron la alegría de vivir, la sagrada unidad familiar, la armonía de la sociedad, la esclavitud, la fatalidad, la mansedumbre religiosa, los que copularon a destajo y sin cesar (…) en nombre de la fidelidad absoluta”  (Alfonso Alcalde, Variaciones sobre el tema del amor y la muerte)

En lo referente a narrativa, Alfonso Alcalde dejó un hermoso libro de cuentos llamado: El auriga Tristán Cardenilla y otros cuentos, elogiado por los críticos de su época.

Este tomo de narraciones breves demuestra sin dudas la riqueza creativa del autor y el gran talento que tenía para crear ambientes y dar vida a personajes de bajo nivel social. Sus narraciones y el perfil de sus personajes demuestran una gran humanidad y mucho atractivo para el lector, dada la lectura ágil que se produce al coger sus cuentos. Podría compararse con Juan Radrigán, un poco por su lenguaje directo y un poco por su preferencia por presentar situaciones sociales de extrema pobreza y abandono. Podría compararse también con Baldomero Lillo por la extracción social de los personajes, aunque Alcalde configura el perfil psicológico de sus personajes con maestría. Los parlamentos de sus personajes dan cuenta de gran dominio del lenguaje coloquial de éstos en la vida real. Gran conocedor de su entorno. Su vida andariega y la multiplicidad de oficios desempañados le dieron una gran percepción de la realidad.

El auriga Tristán Cardenilla y otros cuentos es una recopilación de narraciones breves  pintorescas y realistas, envolventes y de fácil lectura.

El cuento que da el título a la recopilación (“El auriga Tristán Cardenilla y otros cuentos”) narra la historia de una pareja de ancianos que vive en la extrema pobreza. Tristán trabaja en lo que puede, con exiguas ganancias, con lo que no logra satisfacer las mínimas necesidades del hogar. Adquiere un caballo, cuya relación con Tristán aporta humanidad y nobleza a la historia.

Otro cuento: “La Boca Boca”, relata las peripecias de un vendedor ambulante que intenta motivar a los transeúntes que se agolpan a su alrededor. Es un relato notable, en el que el vendedor callejero, una especie de Cantinflas, se vale de mil recursos para atraer a los transeúntes, y vender sus frascos de pomada mágica que sanan todo. Lo triste sucede cuando su hijo descubre que su progenitor no trabaja en una oficina, sino en la calle.

“Una historia de amor”, otro cuento más que narra una historia de seres pobres, más bien miserables, que ocurre en un botadero de basura. Es un relato muy descriptivo, gráfico, que no deja lugar al lector para la fantasía. Isolina y Cerón, profundamente enamorados desde pequeños, no se separan ni a sol ni a sombra. Pernoctan bajo el puente, y de día trabajan en el basural, donde deben reunir dos sacos diarios de basura. El narrador describe de una manera absolutamente realista el basural donde se empeñan los protagonistas: “Los desperdicios reunidos a lo largo de cuatro kilómetros cuadrados como un inmenso pastel d mil hojas (maligno, flotando suelto), todo el desperdicio de la felicidad y el dolor humano acumulado entre las moscas – sílabas, las moscas – mordiscos, las moscas – avispas, las moscas aterradas y tornillos husmeando el olor verde y póstumo traído y llevado por el viento y los garfios de los cachureos, basureros, estercoleros, que se ganan la vida juntando huesos, cartones, vidrios, botones, cartas de amor en desuso, colchones destripados: el síntoma oculto de la existencia, la trastienda de las sobras, el saldo innoble de la gran ciudad”.

Alcalde conmueve y estremece. Es de un realismo que nos abre los ojos al mundo de un sacudón o un puñetazo. En mi opinión, un narrador consagrado, más allá de premios o reconocimientos.

Alcalde, un poeta estremecedor, que viaja a la intimidad y oscuridades  del ser humano, buscando respuestas al sin sentido en un grito desesperado.

Alcalde, un gran escritor y ser humano. Reflejó en su obra su gran humanidad y compasión por quienes le rodeaban. Un sobreviviente que luchó desde pequeño por elevar su vida y por lograr el sueño que siempre anheló atrapar.

 

El volumen de cuentos que fuera publicado originalmente por la Editorial Quimantú, en tiempos de la Unidad Popular (1973)