[Crítica] «Del corazón nuevo y final»: Lo sencillo esconde el misterio

La nueva edición bilingüe (castellano e inglés) de este volumen adscrito a una estética o poética mística, del autor, psicólogo y académico chileno Luis Cruz-Villalobos, nos coloca frente a la experiencia de lo trascendente, al modo de una experiencia personal, afectiva y unitiva.

Por Francisco Jiménez Buendía

Publicado el 24.11.2023

Las personas tendemos a asustarnos cuando nos hablan de lo místico. Quizá pensamos en los grandes místicos y místicas de la historia que han tenido visiones, estigmas, elevaciones y han escrito tratados poéticos y teológicos sobre experiencias encumbradas.

A muchos hoy las palabras místico o misterio nos pueden parecer inalcanzables o, al menos, enigmáticas. Probablemente por eso, los poemas de Luis Cruz-Villalobos (Santiago, 1976) se nos presentan como sugerentes llaves hacia ese cuarto oscuro.

En un tono poco amenazante y cercano, el poeta nos coloca delante la experiencia de lo trascendente como una experiencia personal, afectiva y unitiva: Uno con tu luz / Uno con tu dicha / Con el ser del ser / Con el corazón del corazón de la vida / Nada más.

 

El abismo de la trascendencia

La poesía es el lenguaje de la paradoja. Dice lo que no se puede decir, hace visible lo invisible. Y la poesía mística es más avezada aún, pretende un camino imposible: arrimarnos al abismo de la trascendencia y pretender decirlo.

No tienes inicio ni fin / Y nada y todo te contiene, dice Cruz-Villalobos. Sin embargo, algunos versos a continuación aterriza y configura la paradoja: Eres la aldea / La ciudad y el continente y la tierra.

Los versos de Luis Cruz-Villalobos no confrontan la materia con el espíritu, lo terrenal con lo celestial. Más bien, su libro pareciera respirar una unidad que alude a lo cotidiano: el viento, las rocas, el fuego, el útero, los ríos, las laderas, las olas, la luz, los caminos, la casa, el nombre.

Así, los objetos y las emociones se conjugan en un verbo de fe, que no es doctrinario ni erudito, sino sencillo y casi pedestre. Respiro / Y así te encuentro. El autor parece estar diciendo: lo místico no tiene que ver con lo raro ni con lo reservado a una elite espiritual. Te encuentro / En las cosas sencillas / En las vacías de luz / En las pobres cosas te hallo.

Sus poemas nos dejan un sabor a salmos bíblicos en la boca. Si cerramos los ojos y escuchamos, los versos de Rumi resuenan musitando: lo sencillo esconde el misterio.

 

De las cosas sencillas

Te encuentro
En las cosas sencillas

En las vacías de luz
En las pobres cosas te hallo

Te veo en silencioso aparecer
Por los rincones mustios

En los filamentos de la pena
O del pesar te observo

Allí donde no es fácil asirte
Donde no es obvio mirarte

Pero Tú
Gran Tú infinito

Siempre me aguardas
Con calma y ternura

Con paciente misericordia
Y compasión desbordante

Me ves ir y venir
Y de vez en cuando

Así como de improviso
Nuestras miradas se cruzan

Y nos besamos con los ojos
En medio de la vida

Cuando te veo justo allí
En el corazón del momento

Justo en tu predilecto escondite
De las cosas sencillas.

 

Me acuerdo de Ti
Cuando hago vibrar mi boca con tu sonido

Guardo el océano eterno
En mi ser cuando te invoco

Me hago pequeño
Y te haces pequeño en mí

Nos encontramos
Como se encuentran los amantes

Es tu unidad
Donde está contenido el misterio

Tú eres el misterio
El infinito misterio que todo lo habita

Me besas
Cuando te nombro

Incluso mi respiración
Es tu más sencillo nombre

Me habitas y te habito
Y nada podría separarnos

Te ocultas y revelas
En todo y en nada

Me hablas
Dices que me nombras y existo

Mi paz y alegría
Es el encuentro con tu rostro

Tienes mil rostros
Uno tras otro más bello

No tienes inicio ni fin
Y nada y todo te contiene

Me elegiste
Como elegiste cada gota del mar

Me amas
Como amas cada grano de arena

Creas y sustentas
Todos los mundos

Nos deseas
Como si fuéramos tus tesoros escondidos

Tú mismo eres el tesoro
Y nos formaste para hallarte

Te ocultas en cada rincón
En cada átomo del universo

No cabes en todos los mundos
Pero has elegido mi corazón como hogar

Vienes
Vuelves aunque nunca te has ido

Eres digno del mayor temor
Pero nos tratas como madre

Estás aquí
Y no podría ser de otro modo

Sustentas la energía
Y estructuras la materia

También vistes de niño
Y de anciano de un millón de milenios

Eres como una doncella
Que espera ser desposada por el planeta

Palpitas como el mar
Y fluyes como el río

Caminas a la distancia
Haciendo girar hacia Ti toda brújula

Cantas
Una melodía que todos pueden oír

Animas el cosmos
Y le das su palabra de origen y cierre

Te haces parte
Te sumas como uno más de la aldea

Eres la aldea
La ciudad y el continente y la tierra

Ves todo
Escuchas como respira el abismo

Todo lo calmas
Incluso al leviatán que teme tu risa

Un día todos te verán
Y caerán rendidos a tu estrado

En la noche final
Iluminarás el cielo completo por siempre.

 

*Si desea adquirir una copia del presente libro en versión impresa puede acceder al siguiente link.

 

 

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Francisco Jiménez Buendía es abogado de la Pontificia Universidad Católica de Chile, bachiller en filosofía en la Universidad Alberto Hurtado, licenciado en teología en la Pontificia Universidad Católica de Chile y magister en Historia de la Iglesia en Boston College (EE. UU.). Autor de Vocaciones en un siglo herido (2014) sobre el ministerio de San Alberto Hurtado.

Asimismo es poeta y ha publicado dos poemarios: Jardín japonés (2016) y Estantes vacíos (2017). Actualmente imparte talleres de poesía y cursos donde cruza literatura y espiritualidad. Está traduciendo al poeta inglés Gerard Manley Hopkins y conduce el podcast de poesía llamado Poetas Ruculistas (Spotify, IPodcast).

 

«Del corazón nuevo y final: Poesía mística», de Luis Cruz-Villalobos (Independently Poetry, 2023)

 

 

 

Francisco Jiménez Buendía

 

 

Imagen destacada: Independently Poetry.