«Estoico y frugal», de Pedro Juan Gutiérrez: La soledad de una pasión animal

Quizás esta novela no sea la mejor puerta de entrada a la obra del siempre refrescante autor cubano. Quizás sea la pieza restante de una trayectoria prolífica que crece en lectores y seguidores. Más allá de los rótulos hay que valorar la hibridez temática en el cual este texto se juega la vida, pues lo literario y lo visceral se concentrar en la explosión de estas páginas.

Por Joaquín Escobar

Publicado el 9.9.2019

Pedro Juan Gutiérrez es conocido como el Bukowski de La Habana. Si bien es cierto que las comparaciones son siempre odiosas y que esta reseña no pretende echar por tierra o ratificar esta hipótesis, sí resulta interesante ver el proceso publicitario que se genera en torno a tal o cual autor. Todo proceso editorial necesita anclarlo dentro de una corriente o una postura, entendiendo que las referencias son ineludibles en el momento de entregar un producto llamado literatura. 

El reconocido autor cubano relata las peripecias de un escritor latinoamericano por Europa. Pese a que el punto de arranque es Madrid, el protagonista igualmente deambula por varios parajes del viejo continente. Durmiendo en áticos, moteles, hoteles, casas de amigos y conocidos, se posiciona como un lobo solitario que es incapaz de estar solo, pues toda la postura que toma en torno a la soledad como una expresión de vida, se ve truncada por las constantes relaciones con un entorno en donde abundan mujeres, conferencias y bares. 

Pese a que Estoico y frugal tiene un vértigo particular en la cual abundan las microhistorias entretenidas y explosivas (peleas en discotecas, serbios enloquecidos, calenturas de la madrugada y resacas de medio día), el texto no debe ser encasillado como una mera colección de anécdotas. Detrás de cada pasaje hay una reflexión en torno a la escritura y sus distintas posiciones. La traducción como una forma de estafa. No es lo mismo leer un texto de Pedro Juan Gutiérrez traducido al croata que en su idioma original. Los textos, reflexiona el autor cubano, pierden y se pierden, leyendo una nueva versión (o versión dirigida) de tal o cual obra. 

Las hipótesis en torno a la literatura se conjugan con los encuentros sexuales del protagonista. Estamos ante un libro híbrido en donde lo ensayístico sirve de coro para narrar múltiples borracheras. Resulta interesante -y para nada casual- que el texto comience con una aclaración en la cual no se debe confundir autor con narrador, y que cualquier relación con la realidad es mera coincidencia. ¿Serán necesarias estas aclaraciones en pleno 2019? ¿Qué clase de lectores se están formando que no logran realizar este tipo de separaciones? 

El protagonista de Estoico y frugal es un ávido lector. Es un escritor que lee, por lo mismo, la novela sirve para llegar a otros autores. Estamos ante un canal literario que debido a su intertextualidad permite seguir empapándonos de literatura. Pero a su vez, es un tratado para reflexionar sobre la vejez venidera y el rol de un escritor que se debate entre la fama y el anonimato. 

Quizás esta novela no sea la mejor puerta de entrada a la obra de Pedro Juan Gutiérrez. Quizás sea la pieza restante de una obra prolífica que crece en lectores y seguidores. Más allá de los rótulos hay que valorar la hibridez temática en el cual este texto se juega la vida, pues lo literario y lo visceral se concentrar en la explosión de estas páginas. 

 

Joaquín Escobar (1986) es escritor, sociólogo y magíster en literatura latinoamericana. Reseñista del diario La Estrella de Valparaíso y de diversos medios digitales, es también autor del libro de cuentos Se vende humo (Narrativa Punto Aparte, 2017).

Asimismo es redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

 

«Estoico y frugal», de Pedro Juan Gutiérrez (Editorial Anagrama, 2019)

 

 

Joaquín Escobar Cataldo

 

 

Imagen destacada: El escritor cubano Pedro Juan Gutiérrez (Cuba, 1950).